sábado, 14 de julio de 2018

Ante el espejo

El cuarto estaba vacío, entró y se paró ante el espejo de una de las puertas de viejo armario. 

- ¿Todos tenemos un doble en algún lugar del mundo? - pensó el viejo profesor.

Después, se acabó de vestir y se dirigió al trabajo. El trayecto en coche hasta el instituto era el mejor momento del día, la carretera corría paralela a la costa y le relajaba mucho ver el mar a primera hora de la mañana. Durante el invierno, los amaneceres eran espectaculares.

Se enfrentaba con una sensación agridulce a sus últimos meses como docente. En el instituto, la primavera comenzaba a hacer efecto entre los alegres alumnos. Él  los sorteaba por los pasillos refunfuñando y ellos lo esquivaban temerosos. Tampoco era muy popular entre los demás  profesores ni entre el Equipo Directivo, que contaban los días que faltaban para su jubilación. Tenía una carácter difícil y le costaba, decían,  adaptarse a los cambios pedagógicos.

Camino de su clase de matemáticas se cruzó con Jordi, no pudo evitar fruncir el ceño al encontrarse con su mirada. Le irritaba el descaro del chico, siempre con sus líos del sindicato de estudiantes que no hacían más que hacer  perder clase a sus compañeros en un año tan crucial como segundo de bachillerato.

Jordi, miró de reojo a Albert mientras pasaba a su lado camino también de la clase de matemáticas.

- A ver si este amargado se jubila de una vez – sentenció el joven estudiante.

Había recibido una nueva convocatoria de huelga de estudiantes y tenía que informar a los compañeros.

- Ya verás que mosqueo pilla – pensó Jordi mientras entraba en el aula dispuesto a poner al día al resto de la clase sobre la nueva movilización.

Poco después entró el profesor, y por el revuelo, rápidamente dedujo lo que estaba pasando. 

- Jordi y sus líos, otra huelga más - pensó el docente, sufriendo por que no iba acabar el programa del curso.

Fingiendo indiferencia, se dispuso a comenzar su clase. Rápidamente los alumnos se sentaron en silencio. Notó la fría mirada hostil de Jordi. En la pizarra, grandes letras anunciaban: jueves 28 de mayo, huelga. Borró enérgicamente lo escrito y comenzó su clase.

Llegó el jueves, la huelga de estudiantes era un éxito, los alumnos habían secundado masivamente  la movilización, en el instituto sólo quedaban algunos alumnos de 1r y 2n de ESO (que no pueden hacer huelga). En el instituto reinaba una extraña tranquilidad. El viejo profesor siguió su rutina y se dirigió a su clases. Cuando llegó al aula de bachillerato, también estaba vacía. Se sentó y observó las mesas con las sillas encima todavía.

Al móvil le llegó la noticia: disturbios en el centro de Barcelona. Y de pronto su mente voló muchos años atrás, cuando también era un joven estudiante soñador intentando cambiar el mundo. Cuando, vio a  Jordi, otro ingenuo idealista,  por primera vez, lo que más le inquietó fue el extraño parecido que guardaba con él. Era su viva imagen a los 17 años. Le invadió una profunda tristeza.

- Sí, todos tenemos un doble, en otro lugar o en otro tiempo – reflexionó el viejo profesor,.

Y su mirada perdida volvió a vagar por los pupitres vacíos